¿Qué son las criptomonedas?
Una criptomoneda es la moneda que se utiliza para comunicarse dentro de una red descentralizada. Dicha comunicación se basa en el intercambio de valor entre los participantes.
Las criptomonedas utilizan la criptografía para proteger las cuentas de los usuarios, así como para verificar y anotar los cambios que se producen en sus balances.
Las transacciones son los movimientos de criptomonedas entre usuarios de la red, y se almacenan en una base de datos distribuida y pública (en redes públicas). Es decir, un registro que cualquiera puede consultar y compartir. Compartir si decides sumarte como nodo de red.
En las criptomonedas basadas en cadenas de bloques públicas, el control ya no reside en gobiernos o instituciones financieras tradicionales. Es la propia red la que ofrece la confianza a los usuarios debido a unos mecanismos definidos y conocidos de antemano.
Sobre esta afirmación debemos matizar que es Bitcoin la única criptomoneda que cumple literalmente esta premisa.
Con esto quiero decir que en el resto de proyectos (conocidos como altcoins), donde puede no exista esa autoridad de control gubernamental, pero ¿Acaso no debemos confiar en los creadores de cada uno de estos proyectos y en su infraestructura? Fundaciones, CEOs, directores… ¿No serían éstos terceros en los que estaríamos depositando nuestra confianza?
En el otro extremo tenemos los proyectos privados o con permisos. Es decir, criptomonedas fuera del concepto más popular pero que no dejan de serlo.
Por ejemplo la JPMcoin, cuyo uso se justifica en procesos internos dentro de JP Morgan Chase (empresa de servicios financieros de las más grandes en EEUU).
Otro ejemplo serían las CBDC (moneda digital de banco central), como la de China.
¿Qué significa minar criptomonedas?
Cuando hablamos de minar criptomonedas, generalmente, nos estamos refiriendo a la forma que tiene dicho proyecto de criptomoneda/token para añadir nuevas monedas a la red.
Esto viene definido por una de las características clave de cada criptomoneda: El tipo de consenso.
El tipo de consenso nos permite conocer de antemano como se van a emitir nuevas monedas y las normas o condiciones que deberemos seguir para participar en el proceso.
Hay multitud de tipos de consenso, siendo los más conocidos el PoW (prueba de trabajo), usado por Bitcoin y Ethereum, y el PoS (prueba de participación) hacia donde quiere migrar Ethereum. PoS engloba multitud de variantes (DPoS, LPoS,…) y ya lo utilizan muchos proyectos del ecosistema crypto.
En PoW, la red se sujeta sobre el concepto clásico de minería. Es decir, sobre una industria que dedica recursos (aportando poder de cómputo) para la creación de nuevos bloques y mantenimiento de la red. Al margen de lo filosófico que pueda llevar a los mineros a apoyarlo, el interés de dicha industria es totalmente ajeno a las transacciones que ocurran dentro de la red. Simplemente su objetivo pasa por obtener recompensas y comisiones por el trabajo realizado.
El concepto PoS es más político y resiste peor a la censura. Sin abrir este melón, plagado de cuestiones técnicas y filosóficas, simplemente diremos que con PoW, un minero con poco poder de cómputo puede participar validando transacciones en Bitcoin, incluso resolver un bloque (aunque es una probabilidad muy baja).
En cambio, y por poner un ejemplo, para participar como nodo validador de transacciones en el futuro Ethereum PoS necesitas bloquear 32 ETH. Algo que, sin duda limita el acceso y añade un importante grado de centralización.
Sobre lo expuesto anteriormente, encontrarás multitud de debates y opiniones. Nosotros simplemente aportamos la nuestra.
Volviendo al simple concepto de minería de criptomonedas, este es el modo que tienen estos proyectos de mantener su red. ¿Por qué? Recordemos que estos mineros, ya tenga la red un tipo de consenso u otro, mantienen las bases de datos, crean nuevos bloques (donde se añaden las nuevas transacciones y se liberan nuevas monedas como recompensa) y aportan seguridad a la red. En definitiva, sin entrar en más detalles, la sostienen.
¿Cómo nacieron las criptomonedas?
Las criptomonedas tal y como las conocemos tienen su origen en Bitcoin. Bajo la idea de intercambiar valor sin una autoridad de control que supervise las transacciones de dos o más participantes.
Conocido por muchos como internet del valor, en noviembre de 2008 un autor desconocido, bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto, presenta el White Paper de Bitcoin.
Pero no fue hasta enero de 2009 cuando se puso en marcha. Siendo la primera red de pagos libre y de código abierto. Donde cualquiera puede participar sin importar religión, ideología, clase social… Con una reglas iguales para todos y conocidas de antemano. Todo bajo el consenso de la comunidad y sin una autoridad central que limite o controle su funcionamiento.
Bitcoin surge tras la crisis de 2008 como respuesta a un sistema financiero que agonizaba.
Prueba de ello es el primer bloque de Bitcoin (bloque Génesis), conteniendo un fragmento del periódico ‘The Times’ del 3 de enero de 2009:
“El canciller (británico) está considerando un segundo programa de rescate a la banca”
Este dato se introdujo como prueba de la fecha de inicio de Bitcoin y como muestra del punto de vista filosófico de sus creadores.
¿Las criptomonedas son dinero real?
Si las criptomonedas son dinero real, o no, dependerá del país, comunidad o lugar desde donde nos hagamos esta pregunta.
Un modo de acercarnos a esta respuesta será atendiendo a la definición de dinero.
“Dinero es todo activo, o bien, aceptado dentro de una comunidad como medio de pago, unidad de cuenta y depósito de valor.”
Esto significa que para una comunidad de personas que las acepten como tal sí serán dinero: Te arreglo el coche a cambio de bitcoin, te pago en dogecoin si me pintas la casa, cuido a tus hijos a cambio de usdc,…
A nivel general no son consideradas como dinero por los gobiernos salvo excepciones (Bitcoin es considerada moneda de curso legal en El Salvador). Lo que si podemos considerarlas una mercancía que se compra y vende en intercambios de criptomonedas.
Bajo esta idea, pueden comprarse y venderse con la esperanza de una revalorización futura si llega a darse el caso.
Tipos de criptomonedas o mejor, tipos de criptoactivos
Existe una cantidad enorme de criptomonedas, las cuales podrían englobarse de forma general en estas tres categorías:
- Criptomonedas
- Utility tokens
- Security tokens
Criptomonedas o criptodivisas
Dinero en efectivo electrónico: Los participantes las aceptan como medio de pago.
Ejemplos:
- bitcoin: Los implicados envían y aceptan pagos p2p dentro de la red Bitcoin. “¡Te pinto la casa a cambio de btc!”
- CBDCs, monedas digitales de bancos centrales: Como el yuan digital, emitido por el banco central de China, aceptado como dinero.
Utility tokens
Se utilizan para pagar por los productos o servicios que ofrece dicha red distribuida: Los participantes aceptan las propiedades de estos tokens y su utilidad dentro del ecosistema.
Ejemplo: ETH en la red Ethereum: Se usa para pagar por el consumo de las aplicaciones que hemos desarrollado, mantenerlas online o realizar transacciones dentro de la misma.
Security Tokens
Se utilizan en representación de un activo financiero subyacente: Los participantes estarían comprando activos financieros tokenizados.
Entra la regulación: Necesitas cumplir con las regulaciones pertinentes al mercado de valores.
Ejemplos:
- Deuda tokenizada de un país.
- Tokenización de fondos.
¿Cuántas criptomonedas existen?
Esta no es una respuesta fácil. Sin despeinarnos podríamos decir que dentro del ecosistema existen cientos de miles de proyectos que han emitido una criptomoneda o token.
Si atendemos a CMC, la lista asciende a más de 17000.
Cabe destacar que para aparecer en el listado de coinmarketcap se deben cumplir una serie de requisitos. Condiciones que no cumplen la inmensa mayoría de proyectos listados en Exchanges descentralizados.
Recuerda que hoy mismo puedes crear y listar una moneda en un Exchange descentralizado sin mayores problemas.
¿Cuál es la diferencia entre una divisa digital y una criptomoneda?
Hemos visto más arriba que el término criptomoneda es realmente amplio. Hasta podríamos englobar a las monedas digitales de los bancos centrales bajo esta acepción.
Pero si estamos buscando las diferencias entre divisa digital y criptomoneda, tendremos que buscarlas sobre todo del lado de la primera. Es decir, qué diferencia a una divisa digital de una criptomoneda tradicional.
Las principales diferencias son su origen, su mecanismo de emisión y su localización.
Una divisa digital, si entendemos divisa como dinero de curso legal en un país, tendrá su origen en el mismo banco central o en entidades comerciales, bajo licencia.
Así que no deja de ser dinero aceptado y controlado por gobiernos.
El origen de una criptomoneda generalmente tendrá lugar en una comunidad, fundación o empresa y, a día de hoy, en muchos casos al margen de regulaciones. Al menos por el momento.
La segunda diferencia notable es la emisión. Las criptomonedas cuentan con una emisión conocida fruto de mecanismos deterministas, así que conociendo la economía del proyecto sabremos cuál será su creación y reparto en el tiempo (salvo cambios inesperados). Recordemos que no todas las criptomonedas son iguales. No podemos generalizar.
En éste ámbito, la divisa digital se moverá al son de los ajustes dictados por el banco central. Totalmente impredecibles en el tiempo en cuanto a emisión y valor de este dinero. Eso sí, siempre inflacionista.
La última diferencia destacada es la localización.
Mientras una divisa digital se mueve por los cauces del dinero tradicional, una criptomoneda circulará exclusivamente dentro de su propia red. Las propiedades de dicha red ya dependerán del proyecto de la criptomoneda en cuestión. Es decir, de sus creadores y de sus objetivos.
¿Qué beneficios tienen las criptomonedas?
Como hemos comentado más arriba no todas las criptomonedas son iguales. Esto significa que tampoco podemos generalizar sus beneficios.
Si atendemos a cuestiones filosóficas, una criptomoneda podría canalizar la soberanía hacia el individuo. Es decir, la facultad de poder utilizar tu dinero sin vigilancia o control por parte del estado.
Esta situación es posible en ciertas circunstancias utilizando el protocolo Bitcoin. Todo mientras se cierra el cerco regulador.
Pero la pérdida de dicha soberanía no depende de estas regulaciones. Esto sucede porque los individuos en masa no confían en bitcoin como dinero. Si como producto especulativo.
Es por esto que la gran mayoría necesita volver al dinero fiat en algún momento (tras la obtención de rendimientos económicos).
Si en lugar de eso nos centráramos realmente en utilizar bitcoin como dinero, montando nodos, pagando y cobrando productos y servicios con bitcoin,… esta libertad estaría mucho más cerca. Pero la realidad hoy es otra.
Al margen de hitos trascendentales, las criptomonedas aportan importantes mejoras técnicas y operativas. Como el simple hecho de poder enviar valor a cualquier parte del mundo en cuestión de minutos, los 365 días del año y con unas comisiones despreciables.
Otros beneficios técnicos de las mismas podemos verlos en el dinero programable. Es decir, podría programarse que una partida concreta caducara a los tres meses por ejemplo.
Esto podría ser beneficioso para algunos y perjudicial para otros. Como siempre, las criptomonedas son buenas o malas en función de su diseño, programación y uso.