Por Inmaculada Esbrí
La economía digital no es el futuro, es el presente.
En la sociedad actual hemos utilizado el cash hasta que aparecieron las tarjetas, las apps de móviles y la tecnología que facilitaba un uso más sencillo del dinero, incluso la pandemia terminó dándole el empujón que le faltaba al uso de esta tecnología.
En 2008 apareció Bitcoin y blockchain y eso lo ha cambiado todo. Una comunidad lo suficientemente grande de developers apoyada por inversiones de venture capital, fondos, instituciones financieras y otros inversores de Silicon Valley, han estado desarrollando lo que hoy conocemos como Finanzas Descentralizadas y que la mayoría conoce por haber leído en prensa artículos sobre “criptomonedas”, aunque esa es una parte pequeñísima y muchas veces mal entendida del mundo digital que se está desarrollando.
La realidad es que las finanzas descentralizadas han aportado un ecosistema distinto lleno de seguridad, trazabilidad, sostenibilidad y eficiencia que los sistemas financieros tradicionales no tienen actualmente.
La creencia de que el sistema financiero no conoce blockchain o las DLTs es totalmente equivocada
No sólo han invertido en proyectos de descentralización y economía digital desde hace años y son parte activa del ecosistema, sino que poco a poco están protegiendo lo que será la economía digital con otros conceptos que nos son menos familiares como la criptografía post cuántica o sistemas de pago por satélite.
Pero la economía digital no implica sólo un cambio de arquitectura de los medios de pago.
Todo está cambiando
Las CBDCs (equivalentes a nuestras divisas actuales) o los activos digitales como pueden ser los NFTs representan el cambio desde la sociedad que conocemos a la sociedad virtual en la que nos vamos a convertir dentro del metaverso.
Grandes bancos cono HSBC, Banco Santander o JP Morgan ya tienen su espacio en el metaverso, es decir, vamos a gestionar nuestras finanzas dentro de los mundos virtuales donde necesitamos esa representación de las divisas del sistema financiero, y no sólo eso, sino que necesitamos que esa economía digital dentro del mundo virtual sea: interoperable, segura y trazable y, que además, esté compuesta o tenga en cuenta que gestionaremos otros activos digitales como ropa, entradas a espectáculos y un largo etc. en forma de activos criptográficos.
Antes de que podamos sumergirnos del todo en estos bancos en el metaverso o gestionar nuestros asuntos con la administración pública de nuestro país dentro del mundo virtual, queda mucho por hacer.
Identidad digital
Primero habrá que asignarle la identidad digital a los ciudadanos para poder identificarles correctamente dentro del mundo virtual estén en el metaverso que estén. Esta identidad digital no tiene su uso únicamente en el metaverso.
Los sistemas de votación gubernamental y los cambios sociales en otras áreas como puede ser muestra huella de carbono y otros servicios de las smart cities, también requieren este sistema.
También habrá que darle al ciudadano una wallet digital, con sus CBDCs para que pueda operar sin dinero físico en las diferentes redes que formarán la arquitectura financiera de la economía digital.
En cuanto al consumo, necesitamos activos digitales que crearán el mundo paralelo virtual al que conocemos.
Las gafas de realidad aumentada ayudarán a esta inmersión y adaptación temprana.
En breve, todos compraremos NFTs. La sociedad no les llamará NFTs, simplemente, compraremos ropa digital y la guardaremos en nuestra wallet. Iremos por la calle con las gafas de realidad aumentada y veremos a los demás vestidos con su ropa digital. No sólo eso, sino que podremos intercambiarla, mostrarla y a asignarla a todos nuestros perfiles, creando una zona híbrida entre el mundo real y el virtual.
¿Te parece que está lejos? Date una vuelta por las apps de ropa, verás que puedes ponerte diseños de Inditex digitales y compartirlos, o que puedes comprar ropa digital de Nike, Gucci o Prada.
Realidad aumentada
Este uso de las gafas de realidad aumentada, va a ser la verdadera adaptación que la sociedad va a tener que hacer en muchos sectores, tanto de consumo como en el sector de la salud donde tendrá un gran impacto.
El resumen es que la tecnología no sólo se aplica a un sector, sino que tiene un entorno donde se desarrollan miles de proyectos relacionados entre sí y todo esto es lo que se está construyendo en lo que llamamos web3.
La próxima vez que leáis un artículo sobre criptomonedas pensad que sólo es una pequeña parte del cambio.
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Inmaculada Esbrí
Colaboradora
Finance and Innovation Writer at Nuevos Inversores| Tech Podcaster🎙| #Futurism
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